El nudo infinito, también llamado nudo eterno, es uno de los ocho símbolos del budismo junto a la rueda o la flor de loto. Representa la interrelación entre lo espiritual, el tiempo y lo eterno. Es la imagen del cambio perenne, de que todo en este mundo está relacionado entre sí.
En el nudo infinito no hay punto de partida ni de llegada, nada comienza ni termina. De una gran simpleza y armonía, representa el ciclo de la vida; el nacimiento, la muerte y el renacer de todas las cosas.
Creado por un entramado de líneas, muestra la relación de la causa y el efecto del todo. Es la unión de la sabiduría, una sabiduría infinita que busca el beneficio de todos los seres del mundo. Es, en definitiva, la representación del Kharma, ya que simboliza la interconexión entre las causas y los efectos.
El Karma es una creencia de la doctrina del hinduismo, el budismo y el jainismo que refleja las buenas actitudes acumuladas en vidas pasadas. Es una energía transcendente que se genera a partir de los actos de las personas para lograr un equilibrio o una satisfacción. También se interpreta como una ley cósmica de retribución de causa-efecto. Se refiere al concepto de “acción” que implica el camino, el ciclo de causa y efecto. Según el Kharma, cada una de las sucesivas reencarnaciones estarían condicionadas por los actos realizados en vidas anteriores.
Por eso, para poder tener un buen Kharma debemos mantenernos en el camino del conocimiento, como decía Buda no hay que "vivir en el pasado, no sueñes con el futuro, concentra tu mente en el momento presente”.
Fusión de contrarios
El nudo infinito ha generado muchas interpretaciones relacionadas con la interdependencia o la fusión de contrarios, parejas de conceptos que dependen uno del otro:
- La sabiduría y la compasión.
- La religión y lo secular.
- Lo infinito y la longevidad.
Aunque su origen no está muy claro, existen diversas teorías que hablan de que sus primeras representaciones se encuentran en la shrivatsa que adornaba el pecho del dios hindú Vishnú, la deidad de la protección y la bondad.
Dentro de las creencias tibetanas, el nudo infinito es símbolo del cambio constante de las manifestaciones, culturas y creencias, de la sabiduría eterna y de la compasión. También de la conjunción de lo masculino y lo femenino en el universo, que se unen en un todo.
Conocido como srivatsa en sánscrito y como dpal be’u en la cultura tibetana, el nudo es la unión de prajñā (sabiduría) y upāsana (método) y representa la fusión de la verdad absoluta.
Es por eso que es eterno, que es una rueda sin fin con la que se quiere representar que el mismo mundo no tiene un final, sino que todo se regenera y vuelve a nacer en un ciclo eterno.
Nuestro logotipo, realizado por el estudio de diseño Javier Garduño, es un fiel reflejo de esa regeneración que queremos que nuestros alumnos logren a través del yoga. Una imagen en la que además se juega con una de las posturas tradicionales, padmasana, también llamada postura del loto. Un símbolo donde predomina la armonía de las líneas curvas para reflejar el equilibrio y la paz que se respira en el centro.
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